La forma como te comportas en el trabajo define tu branding laboral. Experimentar emociones tales como enojo, frustración, miedo, ansiedad y estrés en el trabajo es absolutamente normal, pero tampoco por eso debes perder el control, pues puedes correr el riesgo de perder mucho por no saber manejar tu inteligencia emocional de forma asertiva:
- No hables enojado: Por lo general somos más impulsivos y decimos cosas sin pensar cuando estamos enojados, evítalo aunque te cueste trabajo. Si te es posible, sal de la oficina y ve a caminar para despejarte y regresar más tranquilo.
- Fustración: Si sientes que no estás obteniendo los resultados esperados en tu trabajo, procura hablar con tu jefe. Algo que también debes tomar en cuenta es que la frustración se da como resultado de las expectativas, por eso es tan malo esperar y querer controlar todo, una cosa es tener objetivos y metas y otra expectativas.
- Decepción: Cuando no lograste lo que te planteaste de la forma como lo habías planeado, entonces sé creativo y cambia el camino, recuerda los problemas nunca terminan, pero las soluciones tampoco.
- Envidia: No te compares con nadie, esa es la clave para que no dañes las relaciones con tus compañeros de trabajo. Si comienzas a ver tus carencias y compararlas con las del otro en vez de ver todo lo bueno que tienes, nunca lograrás sentirte motivado.
- Rechazo: Es normal que no todo el mundo te caiga bien, pero no por eso vas a rechazar a la gente que tienes cerca. Es importante practicar la tolerancia y no ser tan tajante. Recuerda que el buen ambiente de trabajo que tengas depende de ti, tú creas tu propio entorno.