En el mundo laboral en el que vivimos, los servicios son muchos y la competencia crece a pasos agigantados y a la vez las oportunidades se reducen quedando lugar solo para los que saben hacer atractivo su producto o servicio. Un elemento clave de esta estrategia de comunicación efectiva somos nosotros mismos como representantes de la marca pues nuestra imagen influye en la percepción que el cliente tenga de la institución y es aquí cuando entra la imagen verbal y no verbal. En seguida te daré algunos tips que debes cuidar y tomar en cuenta para cuidar tu imagen laboral, no solo para atraer nuevos prospectos sino también para mantener a los clientes fieles a tu marca:
- Respeta su tiempo: No llegues tarde, es de pésimo gusto hacer esperar a esa persona que te va a contratar. Si sabes que normalmente tienes problemas con la puntualidad, anticipa tus tiempos de manera que llegues a la hora acordada.
- Modérate: En todos los aspectos, siempre trata de buscar el punto medio para todo. Aunque ya conozcas a tu cliente y le tengas confianza, si estás en una comida de negocios evita tomar más que él; en una reunión de trabajo no digas malas palabras, pues esto definitivamente te hará perder credibilidad y seriedad ante él.
- Responde inmediatamente: El cliente no sabe la cantidad de personas o proyectos que tienes por atender, pero realmente es algo en lo que tampoco está interesado, pues cada cliente se siente único y debes hacerlo sentir como tal. Piensa simplemente cómo te gusta que te traten cuando requieres un servicio, el que sea, pues de la misma forma y con la misma atención que esperas ser atendido es como debes atender a tus clientes.
- Invierte en tu vestimenta: Si quieres que te vean como un experto y confíen en ti, debes parecerlo y proyectar seguridad. Recuerda que gran parte de esta percepeción se crea con las prendas que eliges, los colores, las texturas, cortes, diseño, etc. Así que no escatimes, no es algo superficial, en realidad va más allá de lo que te imaginas y tiene un impacto psicológico.
- No le digas que su idea es mala: Aunque tú eres el experto, no impongas tus gustos sobre los suyos. Tú eres quien debe encontrar la mejor forma de producir lo que tu cliente desea y hacerle ver de forma asertiva lo que más le conviene.