Los factores tales como el estrés, la carga de trabajo excesiva, la ambigüedad y poca claridad en las tareas que te delegan, la falta de reconocimiento y el abuso de confianza pueden ser, entre otras cosas, causas que te lleven a perder la paciencia y buena actitud en tu trabajo. Un empleado desmotivado está más propenso a mostrar actitudes negativas y por lo tanto a escuchar esa tan temida palabra “¡Despedido!”. Pero ¿qué actitudes son las que te llevan a volverte desempleado?:
- Adular a tus superiores: En el afán de ganarse el reconocimiento y predilección del jefe, se siente con la tarea de reportarle al jefe todo lo que sus compañeros hacen o no, e incluso en qué se equivocaron. Fuera de ver a este elemento como apoyo, puedes caer en que te consideren como alguien que no sabe trabajar en equipo e individualista.
- Mostrar un carácter débil: Los jefes siempre esperan que demuestres iniciativa y seguridad, así que lo peor que puedes hacer es dirigirte con miedo o mostrarte inseguro con los clientes.
- Hacerte el sabelotodo: Si esperas dar la imagen de dominar todo los temas es más probable que cometas errores por no preguntar y pedir asesoría, recuerda que no tiene nada de malo decir “no sé” pues contrario a verte ignorante puedes mostrarte como alguien propositivo y dedicado capaz de investigar lo que no conoce.
- Resistirte al cambio: Está bien que confíes en tus ideas y creas en ellas, pero acepta otros puntos de vista y no te resistas al cambio, pues te verás como alguien con poca disposición y cerrado. Recuerda que quien no sabe adaptarse simplemente no sirve en un equipo de trabajo.
- Esparcir rumores: El patrimonio más valioso dentro de una empresa es su buen ambiente laboral pues de esta forma todos trabajan motivados y así son más productivos. En el momento en que los superiores notan que alguien comienza a decir chismes y tensar el ambiente, lo más seguro es que prescindan de su presencia.
- Evadir responsabilidades: Tienes que tener cierta disposición y entender que habrá veces que te pidan cosas que no son parte de tu trabajo o de tus funciones dentro de la empresa, pero si te lo piden haz un esfuerzo sin quejarte y hazlo. De igual forma si tú estás involucrado de cierta manera en algo que no salió bien o no se obtuvieron los resultados esperados, no culpes a otros con tal de evadir el problema, asume tu parte de responsabilidad y tómalo como un aprendizaje.